jueves, 29 de abril de 2010

Rosario siempre estuvo cerca.

El viernes pasado a la mañana partí junto con mi hermano y mi papá hacia la cuidad de Rosario. Fueron unas 4 horas de viaje, en las cuales aproveché para estudiar cosas atrasadas. Al acercarse uno ya ve cosas que llaman la atención y lo hacen reflexionar.
Primero el buen estado de las rutas y la gran cantidad de vehículos, pero llegando a la ciudad empieza a notarse una larga cantidad de camiones con destino (en su mayoría) al puerto. Y no es que me sorprenda por el nivel productivo del país, sino que pensaba en el peligro que representa semejante volumen de carga en las rutas. Esto es producto del sistemático desmantelamiento de la red ferroviaria nacional (también tema de una futura nota) llevada a cabo por las ideas neoliberales de reducción de gasto y responsabilidades del Estado, así como crear uno de los mayores sindicatos (en personal y poder), el de camioneros y así asegurarse el poder de la movilización social a través de estas medidas.
Otra cosa que resalta es como una provincia, aún sufriendo grandes injusticias en el reparto de la coparticipación, puede progresar, finalizar obras, impulsar medidas sociales y plantear un modelo de gobernar. Quien no conozca la ciudad ribereña de la que estoy hablando, le recomiendo la visite cuando tenga chance y va a ver como una gran urbe no tiene porque ser un garrotero de gente corriendo, ruidos insoportables y edificaciones sofocantes. Su costanera, renovada y amplia, luce iluminada e impoluta, con miles de personas practicando deportes y disfrutando del aire, la tranquilidad y la belleza de la zona. Todo esto acompañado de reformas en la política de la provincia y en la manera de manejarse, como digo, muy a pesar de sus condicionamientos financieros, la gestión del socialismo (Binner, intendente entre 1995 y 2003 y actual gobernador) es remarcable y un ejemplo que espero sea repetido y extendido a todo el territorio nacional.
Volviendo a mi experiencia en este escape, cabe aclarar para quien no lo sepa, que mi papá nació hace unos cuarenta y tantos años en una localidad llamada Gálvez y vivió su infancia en el pueblito de Sa Pereira. Como tal el es hincha de Rosario Central, el más popular y exitoso de la provincia. Y nuestro principal motivo para viajar fue el "Clásico" de la ciudad que se jugaba ese domingo.
Uno de los amigos de la infancia de mi papá, tiene ahora amistades con la barra brava (o hinchas caracterizados, como ustedes quieran), el llamado "Loco" Giménez (no busquen porque no van a encontrar noticias con su nombre). Hace poco, cuando Central jugó en la Boca, vino él con unos amigos de allá, mi papá los recibió en su casa y luego fueron a ver el partido de donde se retiraron con 3 preciados puntos para la lucha de salir de la promoción. Por esto, fuimos invitados en la tarde del sábado a un enorme y delicioso asado, con cantidades generosas de achuras y cortes de carne de calidad, junto con cervezas y vino, todo adornado por unas partidas de truco.
Al otro día, fuimos con el "Loco" a la cancha, conocimos al jefe de la barra, Andrés "pillín" Bracamonte (de este si van a encontrar noticias, je), y entramos de una manera que podría considerarse no del todo legal, con la entrada que se vende a socios pero (obviamente) sin el carnet correspondiente. El estadio explotaba en su capacidad, todos los alrededores decorados para la ocasión, daban el marco perfecto para este partido. Si bien fue mediocre, trabado, violento y con poco futbol, disfruté estar en medio de la hinchada, cantar, gritar el gol y disfrutar del clima y el ambiente del partido.


Aparte de que me cedieron gentilmente una camiseta para usar en la cancha, nos regalaron un pedazo de record mundial. ¿Cómo es eso? ¿De qué estoy hablando? El año pasado, el club cumplió 120 años de existencia y para festejarlo construyó con aportes de los hinchas, la bandera mas larga del mundo. Esta paseo por la ciudad escoltada por casi 100.000 hinchas. La bandera pasó a repartirse entre los hinchas luego y el "loco" tenía guardado un largo tramo de esta, cuando nos contó y nos la mostró, nos prometió una parte para nosotros y nos la regaló.


El trato desinteresado, la tranquilidad con la que se manejan y la buena predispoción y humor general es la moneda corriente entre los que tuve la suerte de conocer en mi estadía. Volví enamorado de la ciudad, del clima que se respira y sin duda de sus mujeres. Es increíble la cantidad de mujeres hermosas que hay en Rosario. Hasta en la cancha era fascinante ver las chicas que se acercaban y alentaban vistiendo con gracia la azul y amarilla.
Una ciudad modelo para el país que demuestra como se puede disfrutar de todas las comodidades de la gran urbe sin dejar de lado la amabilidad de los provincianos y el clima ameno de un lugar y clima tan armonioso.

1 comentario:

  1. Es cierto, la verdad que hay un monton de realidades que como PORTEÑOS que somos, nos resulta incapaz de ver. Tanto el progresismo en otras ciudades, como la precareidad e incapacidad de mejorar que nos caracteriza.
    Es una mente tan cerrada y vacia de alternativas la nuestra....
    Por otro lado, estaria genial creerte ,pero Cordoba Y NO HAY FERNET? como es ESO!?

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