domingo, 16 de octubre de 2011

La madre

"¡Oh, madres, vosotras no deberíais morir! Y ya que esto no sea posible, deberíais permanecer al lado de vuestros hijos, en tanto durara su peregrinación a lo largo del camino de la vida. Respecto de nosotros, siquiera viejos, seremos siempre niños, y os amaremos siempre con el mismo amor. En cambio, vosotras, nos dejáis solos...
¡Oh, no, no, solos no! Queda en nosotros vuestra adorable memoria grabada en el corazón, vuestra imagen querida ante los ojos, vuestros amorosos consejos impresos en la mente. Y esto nos basta. Cada vez que asalte nuestro ser el tedio desconsolador de la existencia, y una ilusión perdida, una decepción amarga haga que broten en nuestro pecho sentimientos de odio y aversión hacia nuestros semejantes, entre nuestros semejantes y nosotros se elevara justa, bondadosa, pacificadora vuestra santa imagen; nos parecerá escuchar aquella voz dulce, amante, cariñosa, con la cual, siendo niños, nos advertáis el camino que debíamos seguir, y cayendo de rodillas, y juntando nuestras manos ante vuestra sagrada imagen, solicitaremos arrepentidos vuestro cariñoso perdón."

Extraído de "La madre" de Edmundo De Amicis.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario